La bipersonal de los célebres artistas en Monumental Callao no tiene texto curatorial en ninguna de sus dos salas. Insólitamente, acaba de aterrizar en Vocablo este exquisito panegírico anónimo que lo sustituye con creces. Avanti.
Javier Temple en el pincel de Pancho Guerra García
La primera impresión que se lleva quien en estos días visita las salas 100 y 115 de Casa Fugaz en Monumental Callao, se podría definir como que “lo que se ve es lo que es”. La muestra tiene un título minimalista, León/Guerra García, en ninguna de las dos salas hay un texto curatorial que guíe la apreciación del espectador, no hay un catálogo de mano, a las salas se ingresa y se sale con total libertad: los creadores optaron por prescindir de cualquier información extra pictórica que explique las obras expuestas.
Pancho Guerra García anda por los cincuenta años de edad, tiene una formación académica completa (en la Católica) pero, sobre todo, puede exhibir una vastísima carrera como expositor, en individuales y colectivas, en Lima y en muchos otros lugares del mundo. Es lo que se conoce como un “pintor consagrado”.
Rafo León tiene 73 años de edad, a lo largo de cinco décadas se ha dedicado a las comunicaciones en diversas variantes. Periodismo, humor, publicidad, mercadeo social, columnas en diarios y revistas. Entre los años 2000 y 2017 condujo un programa de Tv titulado Tiempo de Viaje, con el que recorrió el Perú (y algo del exterior), tratando de simplificar la experiencia del viaje al despojarlo de toda retórica ideológica o culturalista, dándole el protagonismo a la gente local.
Desborde provocativo y desacralizante de Rafo León
Cuando el programa fue cancelado, León decidió reconectarse con la plástica, algo a lo que le había dedicado en el pasado unos retazos de tiempo pero que le habían dejado un fuerte sabor: dibujo con Cristina Gálvez y Daniel Peña, pintura con Salvador Velarde, con Quique Polanco. Así fue que, a los 68 años, León decidió dedicarse enteramente a algo que le resultaba tan desconocido como atractivo. Sin formación académica rigurosa, con una escasa experiencia en muestras colectivas, León se animó a participar con Pancho Guerra García en la muestra que lleva como título los apellidos de ambos.
Casa Fugaz no es una galería estándar, nueve salas de diferentes dimensiones distribuidas en el primer piso de un maravilloso edificio levantado en las primeras décadas del siglo XX, siguiendo el patrón de las grandes galerías comerciales europeas, especialmente la Vittorio Emanuele II de Milán, y las Lafayette de París, a escala chalaca. Casa Fugaz es un espacio abierto, una prolongación de la calle, no tiene barreras que limiten el ingreso de la gente y, de hecho, sus principales visitantes son la gente del barrio, del Callao, de La Punta. Paseos dominicales que se sellan en tremendos almuerzos en la Ostería del Porto o en alguna de las excelentes cevicherías del entorno. Una visita desprejuiciada y descontracturada, muy distinta de lo que ofrecen esos templos del Arte Sagrado que son las galerías convencionales, hoy en caída libre.
León, inquietante y perturbador
¿Cómo surge la idea de que Guerra García y León, dos personas con trayectorias muy distintas, pusieran sus obras de manera entremezclada en dos salas de Casa Fugaz? La idea surge de Leyla Abudayeh, quien convoca a la curadora perua-na residente en Buenos Aires, Betzabeth Ortega, para oficializar la invitación e iniciar el proceso, un proceso complejo pero muy grato pues desde el comienzo el diálogo entre los dos creadores fluyó gracias a que ninguno de ellos se coloca en ningún podio ni luce corona de laurel. Son patas que se admiran y se respetan y estuvieron todo el tiempo abiertos a hacer lo que hubiera que hacer para que la muestra saliera lo mejor posible.
¿Qué elementos tienen en común las obras de Guerra García y León? La primera impresión está dada por el hecho de que ambos crean sobre la imagen de personajes: reconocibles (sin pretender ser retratos) en el caso de Pancho, ahí están el Israelita, el Cholo Sotil, el Superman del Rulo, Monique Pardo, Kukín Flores, Lucha Reyes. Personajes reconocibles por su pertenencia al mundo popular, al de la calle, la canción, el fútbol, la ternura irónica. León trabaja exclusivamente sobre la imagen de personajes. Pero, a diferencia de Pancho, estos no tienen referentes reales, o si los tienen, están en los álbumes apolillados de su familia. Son no-retratos de seres un tanto monstruosos, con toques de surrealismo o con elementos que moralmente los sancionan (como los cerdos a un grupo familiar). León se mueve en interiores venidos a menos pero resistentes, aunque también incluye dos grandes cuadros con escenas populares de bañistas.
Cabe destacar la presencia destacada de los paisajes urbanos de Pancho Guerra García, al lado de sus personajes, una línea creativa que identifica al pintor desde hace décadas y que con el tiempo adquiere abstracción y nuevos contenidos simbólicos.
El intenso simbolismo del también notable escritor Rafo León.
La idea del personaje es un vínculo entre el trabajo de Guerra García y León, pero con las diferencias antes señaladas. El color es otro factor de enlace en los cuadros de la muestra. Guerra García trabaja el color con maestría; León con maestría de daltónico (“yo hago lo que puedo”, declaró en reciente entrevista). Pero la vinculación con el color de los dos es lo que determinó que la curaduría articulara básicamente en ese elemento, el color, haciendo coexistir los personajes y paisajes de Pancho con los personajes delirantes de León. El resto queda a la interpretación del visitante.
La sala 115 tiene una intención distinta a la de la sala 100. Si en esta se presentan los cuadros grandes con temáticas definidas, en la pequeña va una propuesta juguetona y eroticona, presidida por el gran no-retrato de Monique Pardo. En este espacio nadan felices las deliciosas calatas que Pancho ejecuta con pericia y fugacidad y están presentes también otras calatas, las de León, decadentes aunque todavía seductoras.
Una muestra sencilla, evidente, transparente, en la que dos creadores ofrecen al visitante sus puntos de vista, sus diablos, sus ángeles y sus obsesiones. Eso es León/Guerra García.
Muestra: “León/Guerra García”.
Galería: Casa Fugaz, Monumental Callao (salas 100 y 115).
Dirección: Constitución 250, Callao.
Fechas: Hasta el 2 de marzo.
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