Anamaría comparte con -Vocablo· el origen de su exploración artística, desde sus primeros pasos en la fotografía hasta la creación de su exposición "Nostalgia". A través de sus respuestas, descubrimos cómo el legado fotográfico de su padre se convierte en una fuente de inspiración para explorar la propia identidad y recuperar la memoria lejana.
¿Cómo empezó tu exploración artística en la representación visual de la identidad y la construcción de la memoria?
Desde que comencé con la fotografía, luego de años dedicada a la cerámica y el grabado, he buscado entender mejor mi identidad a través del desnudo y el autorretrato navegando por la intimidad. Pero cuando mi padre, Frank J McCarthy (quien padecía el mal de Alzheimer hasta su muerte en 1995) dejó de reconocerme poco tiempo después de la muerte de mi madre, la pérdida y la tristeza generaron en mí la necesidad de redescubrir mi identidad y recuperar la memoria lejana a través de mi historia familiar. Mi padre nos dejó un extenso archivo fotográfico que hasta ese momento desconocíamos.
¿Cuáles fueron las motivaciones o inspiraciones iniciales que te llevaron a trabajar en este tema?
El archivo de negativos en blanco y negro, transparencias a color y películas en 8 milímetros fue encontrado por mi hermano Kevin dentro de unas cajas de zapatos. El contenido de este “oasis de recuerdos de la juventud de mi padre” en Nueva York durante los años 20 y 30, con imágenes de la Segunda Guerra Mundial, su matrimonio con mi madre a fines de los 40 y la llegada de sus tres hijos en la década de los 50, lo entendí como una invitación a explorar. Sentí que mi padre nos había dejado en esa caja, de alguna manera, todo lo que ya no podía recordar debido al Alzheimer.
¿Podrías describir tu proceso creativo desde la selección de fotografías hasta la realización de las piezas de arte visual?
Hablando concretamente sobre mi exposición Nostalgia, el proceso ha sido único. Por primera vez, estoy presentando pinturas/objetos en técnica mixta. A partir de la pandemia, comencé a explorar una técnica de collage, con base en un negativo original de mi padre, luego incorporando la foto y pintando un entorno nuevo e imaginario. La imagen me hablaba y yo seguí esa voz para contar una nueva historia. Cada cuadro u objeto es un cuento nuevo sobre una historia real plasmada en muy buenas fotografías de mi padre.
¿Qué significado tienen para ti los ritos sociales y afectos capturados en las imágenes familiares?
Cada persona narra su propia historia. Durante dieciséis años escribí mis memorias y las publiqué en el 2019 bajo el título: "Reflejo de un momento." Siento que fue un viaje por mi vida y, si no lo hubiera hecho antes, tal vez no hubiera podido plasmar mis recuerdos en los cincuenta cuadros que expongo en el Centro Cultural Inca Garcilaso.
Villacorta hace mención a la práctica de recortar personajes de fotografías impresas, similar a la época victoriana. ¿Cómo influyen estas prácticas en tu trabajo?
En la historia del arte están todas las referencias que necesitamos para crear. A fines del siglo XIX, los retratos en blanco y negro eran pintados a mano para darles cierto realismo también el recortado y el collage. La inspiración es una suerte de esponja que absorbe todo lo que sentimos, vemos, leemos y vivimos… convirtiendo aquello en creación que luego plasmamos en una obra. No sé si hay una influencia artística en particular que me haya marcado para este trabajo. Creo, en realidad, que mi desarrollo ha sido bastante intuitivo, pero eso no quiere decir que no haya pedido valiosos consejos a mis amigos artistas plásticos. Hace muchos años que no pintaba y me ha costado mucho soltar la mano, pero con la dedicación y la disciplina, pienso que pude salir adelante. Realmente me apasioné por completo.
¿Qué desafíos has enfrentado al trabajar con elementos fotográficos en la creación de pinturas-objeto?
Pocas veces me ha pasado algo que me haya impedido trabajar. Durante tres años pasé mucho tiempo encerrada en mi estudio pintando casi tres cuadros a la vez. Pasando de un cuadro a otro pude observar mejor las etapas de construcción dentro de la composición, la combinación de colores y así, volver a retomar cada uno con cierta frescura.
¿Cómo seleccionas los objetos de la vida cotidiana que incorporas en tus instalaciones?
Hubo un momento en que no cabía un cuadro más en mi estudio. Entonces opté por pintar los objetos que tenía a la mano: muebles sin usar, sillas, repisas, un escritorio y mesas de noche, pero sin la pretensión de incluirlos en la exposición sino para seguir usando mis manos y mi imaginación. Fue Gredna Landolt quien me convenció para incluirlos y luego lo confirmó mi curador Jorge Villacorta. Al entrar a la segunda sala de la galería da la impresión que uno ingresa a la intimidad del hogar de mi infancia. El video me parece que complementa la experiencia de la regresión. Fue cuidadosamente editado por Gabriela Fernández y la música realizada por mi hijo Marcel Caillaux, con quien hace mucho que colaboramos creativamente.
¿Qué mensaje o comentario intentas transmitir al incluir mobiliario y objetos en tu exposición?
Nostalgia es un viaje por la memoria y, a pesar de que puede proyectar un pasado con paisajes especialmente de los EE.UU, hay siempre un denominador común que une al espectador con su propio pasado. Es probable que allí está la clave: el espectador se conecta a través de mi obra con su pasado familiar y afectivo generando una sensación de apropiación. Salen de alguna manera recargados.
Nostalgia ha sido nominada a Premios Luces en la categoría de mejor muestra individual, se presenta en el Centro Cultural Inca Garcilaso hasta el 17 de marzo.
Dirección:
Jr. Ucayali 391, Lima
Lima - Perú
Más información en: https://www.ccincagarcilaso.gob.pe/actividades-cig/exposiciones/actuales/
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