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Corazones Rotos

  • Foto del escritor: Nuria Cano
    Nuria Cano
  • 22 mar
  • 2 Min. de lectura

María Abaddón y Nuria Cano nos narran en primera persona el proceso detrás de Corazones Rotos, una exposición que transforma Magenta Galería en un cuerpo abierto, una casa de piel y memoria donde el amor y su ruina se vuelven materia. Entre pintura y escultura blanda, crean un espacio visceral que late entre lo íntimo y lo colectivo.


Por María Abaddón y Nuria Cano

Fotos: César Zamalloa


Corazones rotos: María Abaddón y Nuria Cano
Corazones rotos: María Abaddón y Nuria Cano

La idea de esta exposición nació tras nuestra primera colaboración en Carcaza, en el ICPNA del Centro, una exposición que coincidió con la pandemia y con la sensación de estar viendo el mundo enfermo mientras mostrábamos cuerpos adoloridos. Desde entonces nos quedamos con la idea de volver a exponer, pero esta vez sin límites entre nosotras, sin temor a invadir o transformar el trabajo de la otra.


Para "Corazones Rotos", pensamos en cómo la mirada ha cambiado con lo digital, en cómo lo instagrameable ha definido lo que vemos y lo que nos impacta. Decidimos integrar esto en la exposición, no como un guiño superficial, sino como un juego de capas: colores, brillos y texturas que atraen la foto, pero también un espacio cargado de memorias físicas, un cuerpo expandido que se siente más allá de la pantalla.


Corazones rotos: María Abaddón y Nuria Cano
Corazones rotos: María Abaddón y Nuria Cano

Transformamos Magenta Galería en una casa desbordada por el amor y su ruina. Un espacio donde lo íntimo se vuelve un escenario abierto: los vestigios de una promesa romántica que no funcionó, la intensidad de cuerpos que se funden en el sexo, la sombra de las discusiones, los fracasos y el llanto. Cada rincón está tejido con el lenguaje de nuestros materiales: el hilo, la tela, la pintura, la piel.



La casa inicia con una sala-corazón: un mueble que parece hecho de órganos y vísceras tejidas, envolviendo un cuadro con rostros de acuarela y voces que los persiguen. Como esos polípticos de fotos de parejas felices, pero con el eco de la ausencia. Más adelante, el jardín, entre lo vivo y lo muerto, donde un feto y unos intestinos emergen de la tierra. Y en la habitación, la carne expuesta, el cuerpo sin defensas, lágrimas convertidas en materia sólida, moluscos nadando en ese mar de lo que queda después del amor.


Corazones rotos: María Abaddón y Nuria Cano
Corazones rotos: María Abaddón y Nuria Cano

Se trata de una colaboración donde lo pictórico y lo escultórico no tienen bordes definidos. Nos hemos permitido cortar, rehacer, intervenir, expandir la pintura y ablandar la escultura hasta hacerlas una sola cosa. Un cuerpo común donde lo visceral se traduce en textil, en color, en gesto.


Magenta Galería Av. Lima 149 Barranco

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