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Inés Wiese: estaciones de lo invisible

  • Foto del escritor: Leyla Aboudayeh
    Leyla Aboudayeh
  • hace 4 días
  • 3 Min. de lectura

Inés Wiese presenta Volver a Tierras Niñas, una exposición que transita los ciclos de la vida a través del color, el silencio y el sonido. Pinturas que evocan estaciones emocionales guiadas por la música de Vivaldi y la potencia de lo no dicho.


Por Leyla Aboudayeh

El mago, 2025. Inés Wiese
El mago, 2025. Inés Wiese

En su primera exposición individual, Volver a Tierras Niñas, la artista Inés Wiese nos propone una experiencia sensorial y emocional en torno al tránsito, los ciclos vitales y la potencia del silencio. No se trata de narrar una historia ni de fijar una verdad. “No hablaría de un impulso, sino de una pulsión”, afirma la artista. “No sé decir de dónde vino, pero sí sé que durante mi proceso artístico, esta pulsión —esta energía que busca una salida— se relaciona luego con una imagen o con un sonido”. Así, el punto de partida fue una reinterpretación contemporánea de Las cuatro estaciones de Vivaldi, a cargo de Max Richter. “Me enganché rápidamente con esa música, para luego descubrir que mi interés estaba fijado en el paso del tiempo y los ciclos de la vida”.


La muestra se construye como un espacio envolvente, donde las estaciones no solo marcan un orden temporal, sino que dialogan con la experiencia íntima de la artista. “El verano es la estación que me resulta más interesante de momento, pues es la que presenta mayores contrastes. Solo la presencia de la luz máxima puede generar oscuridades que también se presenten en su máxima expresión”.

Papá de noche, 2024. Inés Wiese
Papá de noche, 2024. Inés Wiese

Las obras reunidas operan como fragmentos de ese tránsito cíclico. En Papá de noche, el retrato oculto en la tormenta con un flujo envolvente de estrellas y rostros fluyen en un paisaje frio y nocturno. El mago contiene la embriaguez celebratoria de una cosecha, una especie de conjuro pictórico que estalla en gestos amplios y colores contrastados de fondo y un cuerpo luminoso que se expande. La introspección de María, con su superficie contenida y su aura silenciosa, sugiere ese invierno interior donde se asientan los pensamientos más profundos. Y en Bosque (azul), el murmullo de sus trazos evocan al misterio de retratos envueltos en un bosque frio e irresuelto.


La obra de Wiese no busca representar el mundo tangible. Su pintura es una forma de sintonía emocional, profundamente conectada con lo sonoro. “Mientras más complejidad haya en lo que escucho, mayor complejidad habrá en lo que produzco. Yo pienso que existe una relación directa entre el sonido y la línea, o entre el sonido y el color; es decir, que lo que se oye puede ser representado en el lienzo”.

Bosque (azul), 2024. Inés Wiese
Bosque (azul), 2024. Inés Wiese

Esa percepción sinestésica se refleja en una paleta cromática que, sin palabras, evoca calidez, melancolía, entusiasmo o recogimiento. Lejos de ilustrar recuerdos concretos, sus obras sugieren atmósferas y estados afectivos que el espectador puede habitar a su propio ritmo. “Lo que resulta interesante del objeto artístico es que tiene un sentido, más no un significado. Eso permite al espectador relacionarse con la obra de manera abierta, imaginando alrededor de lo que ve y estableciendo un enlace con su propia experiencia de vida”.


La escala es otro de los elementos fundamentales. Wiese lo asocia a la experiencia cinematográfica: “Pienso que la experiencia de enfrentarse a las obras expuestas en Volver a Tierras Niñas se puede relacionar con la imagen de mayor tamaño que el espectador, creando así la sensación envolvente de la que hablas”.



María, 2025. Inés Wiese
María, 2025. Inés Wiese

Hay en su mirada una conciencia clara de que toda percepción está mediada por lo subjetivo. “Eso se refleja cuando me permito pintar imágenes que se alejan de la representación del mundo tangible”, dice. También se traduce en su manera de trabajar el vacío: “En términos compositivos, el ‘silencio’ o el vacío juega un papel importantísimo porque hace contrapeso a lo sólido o al objeto”. Este uso del espacio no solo organiza el plano visual, sino que encarna una apuesta ética por la apertura, por lo no cerrado. La obra no se ofrece como un mensaje, sino como un territorio.


Volver a Tierras Niñas es una invitación a lo sutil, a lo que se revela lentamente.


Exposición: Volver a Tierras Niñas

Artista: Inés Wiese

Ginsberg + Tzu

Abierto al público: Lunes a sábado de 9 am a 7 pm

Finaliza: Martes 17 de junio de 2025



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