Fotos, dibujos, afiches, libros y un todo un arsenal interactivo concurren en Julio Ramón Ribeyro, vida y obra. La muestra está en el C.C. de la Universidad de Lima. La pluma de un poeta, doctor en letras y catedrático de esa casa de estudios le rinde tributo. Escribe: Alonso Rabí.
Julio Ramón Ribeyro es para muchos una especie de hermano mayor. Silencioso, discreto, sabio y mordaz cuando quiere. Sus relatos son cartas que envía a sus lectores y que contienen sorprendentes y a veces dolorosas revelaciones sobre la existencia en una ciudad gris y hostil. Sus personajes, una constelación humana, tan humana. Ribeyro perfila la vida de seres pequeños que, aunque parezca contradictorio, no carecen de grandeza. Lo que nos conmueve en el fondo es la lucha inútil y condenada al fracaso que libran en un entorno donde gobiernan la indiferencia y la falta de compasión.
Ribeyro representa un estado de ánimo; una disposición entre melancólica y reflexiva que enseña a mirar la experiencia vital quizá sin tanto entusiasmo, es verdad, pero con un sentido de la realidad que inscribe a su obra en el terreno del existencialismo contemporáneo. Hay quienes le han reprochado, eventualmente, su visión algo funesta de la realidad. Otros, los más, agradecemos las profundas verdades de la vida desigual que revelan sus ficciones, esa filosofía del fracaso que otorga a sus criaturas una singular e irrepetible estatura.
Las lecturas que abordan su práctica literaria son todavía parciales. Es verdad que una porción importante de abordajes críticos se concentra en sus relatos, género en el que alcanzó una indiscutida maestría, pago de su atenta lectura de los grandes cuentistas del siglo XIX europeo, como Guy de Maupassant (a quien tradujo con notable criterio) o Antón Chejov. La palabra del mudo, titulo que eligió para reunir sus cuentos, sigue siendo ese gran fresco social de la vida urbana limeña.
Le siguen en importancia los acercamientos a su escritura de carácter más intimista, por ejemplo su diario, titulado La tentación del fracaso, un enorme ejercicio de introspección literaria y sentimental. Del mismo modo, existe una devoción por la extrañeza en textos como Prosas apátridas o Dichos de Luder, dos libros difíciles de clasificar, pues se trata de libros que navegan en las aguas de la indefinición y allí radica su encanto: carnets, microensayos y microrrelatos en Prosas apátridas; el arte aforístico y minimalista en Dichos de Luder. A eso deberíamos sumar uno de los epistolarios más bellos de nuestra literatura: Cartas a Juan Antonio.
Quedan las puertas abiertas para un estudio más puntilloso de sus novelas, desoyendo la especie de que en este género Ribeyro no alcanzó logros destacables. Crónica de San Gabriel, se ha ido contando, de a pocos, como una de las grandes novelas peruanas del siglo XX. Lo mismo cabría decir de su teatro, que se movió entre la sátira (Confusión en la prefectura), la poesía (Santiago el pajarero) y la épica (Atusparia). Tarea pendiente para lectores de hoy y del futuro.
Esta muestra conmemora los treinta años del fallecimiento de Julio Ramón Ribeyro, acaecido en 1994. Todo lo que se diga o se vea en estas paredes tiene la expresa intención de rendirle justo homenaje a un escritor que, estoy seguro, seguirá reuniéndonos alrededor del sutil fuego de sus palabras. Larga vida a Ribeyro.
Ribeyro, vida y obra
Galería del Centro Cultural Ulima (primer piso del edificio L1) De lunes a sábados de 9.00 a 22.00 horas (excepto feriados)
Hasta el 26 de octubre
Ingreso libre por la puerta 9 de la Universidad de Lima, ubicada en Jr. Cruz del Sur, Santiago de Surco
Estacionamiento gratuito, sujeto a aforo (frente a la puerta de ingreso)
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