Reflejos de lo imaginado: arte, naturaleza y pluralidad de significados. En Dos versiones de lo mismo, el artista propone un viaje a través de múltiples percepciones. Va hasta el 7 de diciembre en La Galería de San Isidro.
Escribe: Czar Gutiérrez
Al entrar, dos paisajes al óleo de gran formato, colocados horizontalmente y uno junto al otro, representan una caída de agua recreada desde la imaginación del artista. Al estar dispuestos de esta manera, la pequeña pero fascinante variación en cada obra genera una tensión visual que desafía la percepción del espectador. Más allá, tres ensamblajes de tamaño medio fragmentan la misma escena: cada tira superpuesta a otra para jugar con la distorsión y el ocultamiento de la imagen de referencia. Ubicados en paredes opuestas, estos ensamblajes buscan distanciar el sentido de unidad y multiplicar el juego visual.
En otra sección, diez ensambles blancos, formados por tiras de positivo y negativo, crean una cuadrícula rítmica que suavemente separa cada obra, neutralizando el movimiento natural de la imagen y reduciéndolo a su esencia. Finalmente, una imponente instalación de placas metálicas emerge de la pared como una cascada de reflejos: el contexto de la sala y los espectadores se ven reflejados y distorsionados. A un lado, un acrílico presenta fotocopias de textos críticos que ahondan en la relación entre la percepción artística y la realidad. Así, la sala se convierte en un espacio de reflexión/confrontación constante entre el paisaje real e imaginado para que el espectador, inevitablemente, sea parte del conjunto.
Eso es "Dos versiones de lo mismo" donde José Bao ensaya un análisis sobre la fragmentación de la verdad y la coexistencia de múltiples realidades, uno de los temas más resonantes de la posmodernidad. La obra nos enfrenta a la divergencia entre lo real y lo ficticio cuestionando aferrarse a una verdad unitaria. Así, detona una lectura rica y matizada sobre la percepción evidenciando cómo distintos enfoques generan interpretaciones divergentes.
De modo que el paisaje pictórico se entrelaza con un espacio de reflexión filosófica sobre la naturaleza, la simulación y la volatilidad de la realidad contemporánea. La exposición, lejos de ofrecer respuestas, abre grandes interrogantes, un foro de diálogo que impulsa a los espectadores a enfrentar y reconciliar sus propias concepciones en torno a la verdad y la interpretación.
(Sobre la fragmentación de la verdad): En tu muestra, se plantea la multiplicidad de realidades y la fragmentación de la verdad. ¿Consideras que la obra explora lo que Lyotard describe como "la incredulidad hacia los metarrelatos"? Es decir, ¿es esta exposición un rechazo a una única narrativa dominante, en favor de micro-relatos que permiten una interpretación plural y fluctuante de la realidad?
Oscila entre el rechazo a una única narrativa dominante y la aceptación como idea de la existencia y coexistencia compleja de múltiples narrativas y dominancias, inherentes a la condición humana, en lo colectivo y en lo individual, en lo humano y en lo tecnológico, como extensión der ser. Mi intención es abrir un espacio para la aparición de los micro-relatos que mencionas, a partir de experiencias individuales o contextos específicos, en este caso en forma de pinturas, que permiten que diversas realidades convivan, incluso si son contradictorias o ambiguas. Esta fragmentación de la verdad, en la construcción y como parte del proceso responden a una necesidad contemporánea de adaptación a un entorno en el que la información es fluida y se redefine continuamente.
(Acerca de la interpretación del paisaje): Según Jean-Luc Nancy, el paisaje es "una manera de apertura en la cual el sujeto mismo desaparece". ¿Crees que tu obra desdibuja la identidad del espectador y la mezcla con el paisaje, dando lugar a una “realidad expandida” que descentra al individuo?
La experiencia y el vínculo entre el espectador y el paisaje es ampliamente subjetiva. Podría hablar sobre mi intención, al recurrir a los paisajes como motivos de reproducción y elementos de comunicación con lo externo. En cierto modo, busco que el espectador experimente una realidad difusa y mutable, una en la que las certezas se ven desafiadas y su rol como "observador" se reconfigura sin contenerlo en una verdad absoluta.
(Sobre simulación y realidad): Baudrillard plantea que "la simulación es un proceso de sustitución de lo real por signos de lo real". ¿Cómo se integran en tu exposición los conceptos de simulacro y realidad? ¿Buscas que los reflejos y la distorsión de las placas de aluminio simulen una naturaleza "más real que la realidad misma"?
Pienso que exponer las placas descontextualizadas en uso, le da un carácter particular a la posible interacción entre la obra y el espectador. Los reflejos invitan a una contemplación del efecto visual, y la crudeza y frialdad del metal, como medio y soporte en una escenificación en torno a la naturaleza diversa del paisaje, invitan a repensar desde el arte y la naturaleza, el paisaje y su representación. La muestra es una simulación distorsionada en el efecto mismo de la repetición.
(Acerca de la dicotomía de la percepción): En "Simulacros y Simulación", Baudrillard habla de la desaparición de la referencia fija. ¿Cómo manejas en esta obra la dicotomía entre lo real y lo ficticio para cuestionar la percepción del espectador?
La composición de la muestra se ha desarrollado sobre las interrupciones propias de un proceso consecuente a un tiempo de hiperinformación, contextos y estímulos. Al no haber continuidad en el cuerpo de imágenes, la atención se desvía a la composición individual, al conflicto de dimensiones paralelas que conviven e imágenes repetidas. Lo relaciono al cuestionamiento sobre el doblaje, como sustituto, que a veces son dos individuos, a veces son dos imágenes, o a veces nueve imágenes que son lo mismo, siendo a veces ninguna la real. Me remito al carácter sensible de la pintura, como acto expansivo, incapaz de repetirse en sí mismo, y a la vez capaz de simularlo.
(Sobre el concepto de realidad provisional): En un mundo posmoderno donde las "verdades" son construcciones provisionales, ¿crees que el paisaje en esta obra representa una "realidad transitoria" que se encuentra en constante cambio y redefinición?
La naturaleza puede entenderse como una forma de existencia primigenia en el sentido de que es el primer contexto donde surgimos como especie y el espacio en el cual la vida se ha desarrollado y sostenido desde el inicio del tiempo, en valores humanos. La naturaleza, en su estado puro, no solo precede a la humanidad, sino que también establece el marco en el cual desarrollamos nuestras percepciones y conceptos de vida, tiempo y continuidad.
Las imágenes de naturaleza construidas, destruidas, fragmentadas y reconstruidas se acercan como ideas sobre el ciclo de la vida y la transitoriedad.
(Sobre el rol del espectador en la obra): Según Lyotard, el conocimiento se transforma en narrativa cuando es compartido. En tu muestra, ¿cómo propones que el espectador participe en esta narrativa de fragmentación? ¿Podría decirse que cada visitante crea su versión de la verdad en función de su interpretación personal?
La individualidad implica un cierto nivel de fragmentación orgánica y social, que funciona en armonía bajo circunstancias favorables, y la cual vuelve subjetiva la lectura, interpretaciones y posibles respuestas, lo cual es en esencia la base de este proyecto como cuestionamiento, como acción y reacción de lo externo.
(Sobre la confrontación entre lo real y lo ficticio): Siguiendo a Nancy, ¿podría considerarse tu muestra como un espacio en el cual se desmantela la frontera entre lo verdadero y lo falso? ¿De qué manera los ensamblajes y las placas reflejantes generan esta ambigüedad?
Las placas offset son el elemento mas ambiguo, por ser materia temporal, caducible y desechable, pensando en la cultura de la innovación y creación de sustitutos y el desuso de todos los predecesores en la era digital. En su procedencia, en su acabado (intervenido) y en su ensamblado planteo una discordancia en cuanto a los tiempos implícitos como objeto de producción, ya sea la instalación de placas, los ensamblajes o los cuadros. En esta diversidad del tiempo de ejecución o fabricación, el valor de lo verdadero o lo falso es relativo al observador en función de su experiencia y percepción. La convivencia de pensamientos en torno a un mismo objeto y una misma imagen en un mismo espacio, elude la idea de fronteras, en lo ambiguo del término llevado a la práctica y estas versiones opuestas según la geolocalización.
(La verdad como proceso dialéctico): ¿Cómo se vincula tu obra con la idea de la verdad como proceso dialéctico, una verdad que, al estilo de Adorno, se define no en lo absoluto sino en el juego entre las contradicciones y oposiciones?
Abordo las contradicciones desde la distorsión de lo real, como imagen y como palabra/pensamiento. Parte de la instalación, son placas offset fijadas a la pared que simulan salir de esta, cediendo a la gravedad y simulando de forma colectiva una idea e imagen reducida de cascada reflejante. La otra parte son textos impresos a disposición del espectador/lector. Cada texto contiene dos versiones sobre la imagen, sobre el paisaje y sobre la realidad mostrada, tanto dentro del espacio galerístico como en lo exterior. Me interesa la idea de reconciliación de opuestos, aunque forzada por el formato en este caso, permite sostener por un momento el aire proveniente de la palabra de alguien considerado distinto y distante.
(Sobre el rol de los textos en la percepción del paisaje): ¿De qué manera los textos enfrentados, que defienden posturas opuestas, interactúan con los paisajes en la galería para formar lo que Nancy denominaría una “pluralidad compartida”?
Los textos se convierten en alegorías del individuo y del colectivo, tanto de un lado como del otro, como si solo hubiesen dos, y que contienen a todo el resto. Lo inimaginable es leído, en un mismo papel. Estos textos toman la forma de un manual de consuelo frente a la incertidumbre en la desconexión formal entre las distintas secciones de paisajes que componen la muestra.
(El papel de la memoria en la creación): En esta obra, las pinturas de paisajes se basan en recuerdos e imaginación. ¿Hasta qué punto el proceso de recordar implica una creación en sí misma, una construcción que, como diría Baudrillard, se aleja cada vez más de lo "real"?
El realismo en la construcción del recuerdo se asemeja al brillante que emana el reflejo del aluminio. El reflejo del aluminio también se puede representar y presentar como algo real, como un recuerdo vívido. Si es real o no es real, recae en materia de la lucidez memorística del realizador y una capacidad de trasladar y capturar en el tiempo, pensando en pintura, desde el suceso hasta la representación. En todo caso, lo real de la representación se subordina al orden de relevancia de una imagen repetida frente a otra igual.
(Sobre neutralización e imagen): La cuadrícula de ensamblajes blancos de la tercera sección parece sugerir una “neutralización” de la imagen. ¿Dirías que esto tiene una función similar a lo que Lyotard llama la “planificación del vacío”, es decir, un intento de exponer la "ausencia de significado" como una forma de significado en sí?
Esta neutralización de la imagen en los ensamblajes blancos a partir de positivos y negativos de paisajes de contacto, sugiere la imposibilidad de decirlo todo, a pesar de todo decirlo, porque todo contiene duplicado al revés. En muchos términos, el todo es lo aparentemente necesario y suficiente. El resultado es ambiguo y corresponde a la negación propia de decir lo mismo, decirlo distinto y decir lo distinto. Hay una ausencia de significado por la duplicidad del significado como idea y forma individual, reproducida y expuestas ambas a la par, en cada obra que considero tejidos paralelos sostenidos por la convicción del espejo como elemento complementario.
(Sobre la creación de tensión en la repetición): Dado que presentas dos versiones de una misma imagen en la primera sección, ¿cómo te relacionas con la teoría de Walter Benjamin sobre la “aura” del arte? ¿Consideras que la tensión entre la imagen repetida aumenta o elimina esta "aura"?
Pienso que toda obra carece de aura en tanto esta proviene de una fuente material ajena al sujeto y realizador, o programador, en la que se queda. La sola idea de la transferencia de aura de objeto a objeto o acto resultante, ya es propia de la experiencia del espectador, en cuento a la expectativa sobre lo que ve o deja de ver sobre cada nueva repetición.
(El simulacro como espacio de diálogo): ¿La instalación de placas reflejantes podría interpretarse como un “simulacro posmoderno”, en el cual la experiencia del espectador se convierte en parte de la obra, eliminando así la división entre el objeto de arte y el observador?
El simulacro se define en cuanto a la conversación entre la experiencia con la imitación o duplicado de una realidad a través de la instalación de placas, y la lectura de los textos de oposición. El encuentro o desencuentro frente al reflejo, siempre es fascinante y a veces traumático cuando se trata de uno mismo. Al fin y al cabo, la obra se lleva parte del tiempo compartido con el espectador, o lo que este último dejó frente a la obra. Cabe mencionar que la parte posterior de las placas offset están cubiertas por una una emulsión fotosensible.
(Sobre el espacio como parte de la obra): Nancy habla del “entre-espacio” como un lugar en el que se da el sentido. ¿Qué papel juega el espacio físico de la galería en la configuración de las relaciones entre el espectador, las obras y los textos? ¿Es este espacio un “entre-lugar” que fomenta la reflexión?
El espacio físico de la galería, al ser relativamente largo y estrecho, funciona en cuanto a una experiencia casi secuencial en el recorrido. La disposición lineal del espacio favorece la idea de transición entre formas, verdades, realidades o interpretaciones, como un flujo visual y conceptual, recreando un escenario de naturalezas en ciclos convexos invitando a la reflexión sobre el espacio y las distintas voces que circunscriben nuestra existencia.
(Fragmentación y totalidad): A pesar de la fragmentación de perspectivas en tu obra, ¿crees que el espectador puede reconstruir una “totalidad”? ¿O, siguiendo a Deleuze y Guattari, buscas una estructura “rizomática” donde cada interpretación individual tiene su propia validez sin conformar un todo absoluto?
La fragmentación en mi obra se relaciona con la idea de que el espectador pueda vislumbrar una cierta totalidad, aunque no en un sentido cerrado o definitivo. No es una totalidad fija, sino una especie de tejido en el que cada fragmento aporta a una comprensión mayor, como un entramado de posibles conexiones. Me interesa que esa totalidad sea provisional, abierta a interpretaciones múltiples y cambiantes, en lugar de una unidad rígida. Se podría decir que me acerco a una estructura rizomática, donde cada interpretación no solo tiene su validez, sino que genera nuevas rutas y conexiones. No intento imponer una visión única, sino más bien plantear un espacio donde las interpretaciones puedan coexistir, fluir y crear su propio mapa.
(Sobre contradicción y disenso): En cuanto al disenso como motor de la experiencia, ¿consideras que esta exposición responde al concepto de Rancière de que el arte debe desafiar la “distribución de lo sensible” para abrir nuevos espacios de percepción?
La exposición busca la reflexión, el cuestionamiento y la ampliación de nuestra comprensión de la realidad en un contexto saturado de información. Al abordar la hiperinformación, se enfatiza cómo nuestra percepción se ve afectada por la sobrecarga de datos y la naturaleza efímera de la verdad en la era digital. Este diálogo crítico no solo resalta la fragmentación de la realidad compartida, sino que también invita a reflexionar sobre el papel de la comunicación en la construcción de significados. En este sentido, la obra se alinea con la idea de que el arte debe desafiar las normas establecidas, abriendo nuevos espacios de percepción que promueven la reflexión y el cuestionamiento de toda narrativa existente.
(Sobre desmaterialización del objeto artístico): La inclusión de textos y reflejos parece restarle importancia a la materialidad de las obras en favor de una experiencia reflexiva. ¿Te parece que esta desmaterialización de la obra se aproxima al concepto de “inmaterialidad” que Rosalind Krauss defiende en la teoría posmoderna?
El objeto artístico deja de ser únicamente un ente físico y concreto y se convierte en un medio de interacción conceptual y perceptiva. Mi intención es que el espectador experimente una relación dual: que la materialidad de las placas offset y el papel se genere a través de una presencia física que se percibe, pero que al mismo tiempo en su función de reflejo, superposiciones de imágenes y textos inviten a una experiencia que trasciende la materialidad misma.
(Acerca del paisaje como reflejo del contexto): ¿Cómo influye el espacio de la galería en la manera en que la “cascada” de placas offset refleja no solo el paisaje sino también al espectador? ¿Consideras que este proceso de “reflejo del reflejo” crea una imagen fractal de la realidad, como diría Baudrillard?
El espacio de la galería funciona como un contenedor de objetos para la amplificación y repeticiones, así mismo en la instalación de placas offset dispuestas en forma modular que simulan la cascada y que deja entrever una intención implícita al material, de contener a través del reflejo la diversidad de imágenes, incluido al espectador y el contexto.
Esta multiplicación de perspectivas e interpretaciones se convierte en una imagen fractal en la que el reflejo y el reflejo del mismo reproduce un esquema previo de realidad, pero descontextualizado en su carácter de representación, pictórica y fragmentada, de una naturaleza simbólica y que se repite y se copia a sí misma.
(Desafío a la realidad consensuada): Finalmente, ¿dirías que la muestra es un acto de resistencia contra la idea de una realidad consensuada, alineándose con el pensamiento de Lyotard sobre la imposibilidad de encontrar verdades universales en la sociedad posmoderna?
Esta muestra es una respuesta inevitable ante el exceso de información y la constante actualización de nuestra percepción. Refleja la "liquidez" que menciona Bauman, evidenciando la volatilidad de la mente humana en una era saturada de relatos, verdaderos o falsos. Es un síntoma de nuestra época, en la que navegamos un océano de verdades múltiples y realidades forzosas y cuestionables.
Lugar: La Galería.
Dirección: Conde de la Monclova 255 – San Isidro. Fechas: Del 6 de noviembre al 7 de diciembre.
Horario: De lunes a viernes de 11 a 7 p.m. y sábados de 3 a 7 p.m.
Ingreso: Libre.
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