En Relatos de devoción, Alice Wagner vuelve a revelar la espiritualidad latente en los objetos cotidianos en arcilla, esta vez inspirada por la Mano Poderosa y el sincretismo latinoamericano. Su curadora toma la palabra.
Escribe: Gisselle Girón Casas
A lo largo de su vida y carrera artística, Alice Wagner ha observado, recolectado y estudiado objetos cotidianos, explorando cómo parecen poseer una vida propia. Esta práctica le ha permitido crear configuraciones iconográficas que evocan el inconsciente colectivo y las ritualidades universales, transformando el objeto en un espacio de vitalidad y poder discursivo que lo eleva más allá de su materialidad.
Relatos de devoción explora el rol espiritual de los objetos y del quehacer artístico, en una búsqueda que comenzó con el hallazgo de una mano de cerámica de una virgen. Las manos, como imagen, objeto y extremidad humana, se encuentran en una encrucijada simbólica y funcional, ya que hacen tangibles nuestras ideas sobre el mundo. No sorprende, entonces, que las manos sean elementos centrales en muchas culturas y religiones.
La Mano Poderosa, un símbolo católico que, a través del sincretismo cultural latinoamericano, ha ganado nuevas dimensiones, es uno de los motivos centrales en la muestra. Originalmente, este icono funcionaba como una regla mnemotécnica de la Sagrada Familia; sin embargo, en el contexto latinoamericano, se ha transformado en un amuleto de protección y buena fortuna, plasmado en retablos, exvotos, estampas y velas. La obra de Alice dialoga con este legado, al igual que otros artistas latinoamericanos como Cecilia Vicuña, Luis Rodríguez Rosario y Marta María Pérez Bravo, quienes, mediante la Mano Poderosa, crean una conexión entre el proceso creativo y el impulso de expresar un mundo espiritual.
Para Alice, comprender el poder de las manos implica también entender su relación íntima y compleja con la arcilla, un material vivo y mutable. La arcilla, con su resistencia y fragilidad, se convierte en co-creadora del proceso artístico. Con la asistencia de Carlos Melo, cuyas manos también modelan y dan forma a las observaciones e ideas de Alice, ella celebra las imperfecciones —fracturas y accidentes del horneado— como testigos de un proceso donde el azar y el material mismo son cómplices de la creación.
Inspirada también por el artista italiano Giorgio Morandi, Alice adopta la repetición ritual de formas para otorgar a los objetos cotidianos una carga simbólica y espiritual. Sin embargo, a diferencia de Giorgio, quien enfoca su trabajo en un mundo interno, Alice crea un puente hacia el mundo externo, hacia quienes producen y otorgan poder a estas imágenes y objetos.
Entre los elementos que pueblan Relatos de devoción se encuentran figuras recurrentes en el trabajo de Alice, como los ribetes de frazadas y el tigre, junto a nuevas adiciones como cabezas clavas de felinos y el ekeko. Estas piezas, ídolos híbridos y objetos de culto contemporáneo, se presentan como oráculos del quehacer artístico. En un mundo secularizado y disperso, nos invitan a contemplar sus detalles y a reflexionar sobre el papel del arte y los objetos en nuestras vidas.
Las obras de Alice en esta exposición son un homenaje a la entrega devocional que implica el proceso artístico, al “alma, corazón y vida” que subyacen en cada pieza. En sus formas se materializan sacrificios personales y una práctica constante que busca transformar lo cotidiano en algo trascendental. Este proceso, que amalgama lo vivido, lo pensado y la sensibilidad corporal, nos recuerda el papel de la propiocepción y la conciencia de nuestro cuerpo en el acto creativo.
Las esculturas se presentan en un contexto global que cada vez más valora el poder de lo manual y lo colectivo. Este es un tributo a las manos que crean y que encuentran fuerza en el apoyo mutuo. En el caso de Alice, el quehacer artístico está acompañado por Carlos, por referentes como Giorgio Morandi, por la negociación con la arcilla y por una ciudad que le ofrece objetos con una riqueza simbólica universal. Así, Alice nos invita a imaginar otros mundos posibles, sugiriendo que el trabajo artístico, compartido generosamente, es un vehículo para trascender la realidad y crear conexiones espirituales profundas.
Galería del Paseo
Calle General Borgoño 770, Miraflores.
Inauguración: Miércoles 6 de noviembre, 6:30 pm.
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